TENEMOS UN REGALO EN NUESTRAS MANOS Y NO LO SABEMOS…
Que debe anochecer para que, horas más tarde pueda amanecer es un hecho comprobado, y, por tanto, también podemos asumir que, predecible.
Podemos predecir infinidad de situaciones o hechos que, seguramente, sean externos a nosotros mismos. Pongamos los siguientes ejemplos: Si el cielo está encapotado de nubes negras, probablemente vaya a llover; si salgo de casa en pleno invierno sin abrigo suficiente, seguramente vaya a coger frío…
Muchas situaciones cotidianas pueden ser consideradas como predecibles, pero… ¿qué sucede con aquello que se escapa de nuestro control?
¿Podemos predecir que el futuro próximo sea mejor que el momento presente? ¿Y que nuestra situación laboral vaya a mejorar? ¿Y que nuestra pareja nos vaya a complementar? …
Si cierto es que podemos proyectarnos en un futuro un tanto “incierto”, la forma en la que lo hagamos podrá provocar unas consecuencias u otras, es decir, en función de cómo visualicemos nuestra vida, ésta tomará un rumbo u otro.
No podremos predecir nuestro futuro, simplemente podemos obrar en nuestro presente para que, el día de mañana, los objetivos planteados se conviertan en hechos reales, en experiencias vividas desde la satisfacción de haber perseverado en nuestros intentos por lograr aquello que deseamos.
Por ello, te invito a que enfoques toda tu energía en aquello que quieres, deseas y esperas tener en tu vida. ¿Cómo? Cultivando la semilla de la paciencia y regando la semilla de la perseverancia.
Porque como es bien dicho:
“Todo pasa y todo llega”; “dale tiempo al tiempo”; “quien la sigue la consigue”; “si lo ves en tu mente, lo tendrás en tus manos”
Feliz presente.
