Me conoces, pero… ¿eres capaz de aceptarme?
Vivimos sumidos en la cultura de lo inmediato. Estamos acostumbrados a recibir lo que deseamos en el preciso momento en el que lo queremos. No es extraño que, en pleno siglo XXI, las redes sociales (todo un avance tecnológico) haya contribuido a que nuestros días estén supeditados a respuestas rápidas, inmediatas, cuyo objetivo inconsciente es el de obtener el refuerzo positivo externo.
Somos enemigos acérrimos de la espera. No tenemos paciencia, no hemos sabido cultivar la semilla de la calma, serenidad y de la tolerancia.
Cuando algo no es ahora, en este preciso instante, la más absoluta frustración.
Cuando algo es ahora, ya, en este preciso momento, la más absoluta satisfacción.
Curioso, sí, pero cabe nombrar que de la semilla de la inmediatez brota un árbol insano, con hojas de tonos amarillentos, marrones, oscuros, turbios…
Saber cambiar el enfoque, poder mirar la vida con los mismos ojos, pero, con otra mirada.
Si quieres algo, ve a por ello. Planta la semilla de la motivación, el compromiso y, sobre todo, de la espera. Porque para recoger una siembra, el agricultor previamente ha realizado un acto inconsciente de mentalización, sabiendo que, lo que está cultivando ahora, llegará, en el preciso momento en el que la naturaleza obre para que suceda.
Respecto a las Redes Sociales (pura cultura de la inmediatez), algunos “likes”, o comentarios ajenos que crees que te refuerzan, te suben el ánimo y te dan energía, no son más que un caramelo relleno del más sutil veneno. Porque el refuerzo externo no es más que un parche para “olvidar” o dejar de lado lo más preciado que puedas tener: tu aceptación.
Que te aceptes y te quieras como eres no va a depender de las respuestas rápidas de los demás, sino de un trabajo de atención plena y autocompasión hacia ti mismo.
La conoces, pero… ¿eres capaz de aceptarla?
PACIENCIA
TODO PASA Y TODO LLEGA
Raquel García Bayarri