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¿Casualidad o causalidad? (XII) – Psicología

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¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD? (XII)

Finales de mayo de 2017

La discoteca Akuarela como escenario para dar continuidad a una noche repleta de coincidencias, o, dicho de otro modo, casualidades.

El Goyo gastrobar como primer acto de un teatro inesperado.

La discoteca Akuarela como segundo acto y final de la obra de teatro vivida sin más expectativa que la de disfrutar de una noche de verano.

El ambiente de la noche en ningún momento generó un cambio visceral en Alejandra, es más, su estómago permaneció tranquilo ante la presencia de Marcos. Ni mariposas, ni nudos… nada, absolutamente nada. La mayor paz jamás lograda presenciando a la persona que hizo que sintiera sus días buenos como días grises.

Todo ello la lleva a pensar, entre pistas de baile, camareros con bandejas esquivando cabezas y una melodía potente de fondo, que, ese instante vivido hace unas horas no es más que una casualidad del destino.

Casualidad: causa o fuerza a la que supuestamente se deben los hechos y circunstancias imprevistos.

No estaba previsto, ni para ella, ni para él, que aquella misma noche, en la que tenían planes de sofá y extra de glutamato (cada uno por su cuenta, en sus respectivas casas), acabara con un cruce de caminos promovido por el destino.

Alejandra: visceral, incrédula y con la tendencia a cuestionarse todo lo que no apuntara a diana en lo que a sus creencias fuera a referirse, sintió de repente una punzada en su cerebro vestida con el traje de causalidad.

Causalidad: principio u origen de alguna cosa/ hecho de existir una causa para cada efecto.

¿Realmente aquel encuentro fue fruto de una casualidad o, realmente el destino se encargó de unir un efecto a una causa previa?

Efecto: pasividad; tranquilidad de cuerpo, mente y alma ante la presencia de una persona que, en su momento, generó un vaivén emocional equiparable a una tormenta marina.

Causa: el origen de dicha tranquilidad de cuerpo, mente y alma. Alejandra tiene claro que dicho efecto es producto de una superación personal, de haber integrado a Marcos como parte de su vida (pasada), que no presente. Sabe bien que ha sido parte de su historia, por lo que, es imborrable, pero si olvidable.

Por Raquel García Bayarri, psicóloga