Inici ALTRES NOTICIES Salta del puente: “vértigo” (autoayuda)

Salta del puente: “vértigo” (autoayuda)

665

SALTA DEL PUENTE: “VÉRTIGO”

Vértigo cuando la vida te sorprende, cuando, por imprevisto, algo sucede que te trastoca los planes que tenías para por ti.

¿Te atreves a saltar del puente? Siempre haciendo un uso responsable: paracaídas y arnés por bandera (espero entiendas el sentido metafórico de esto anterior), pero sin duda alguna, con la firme decisión de saltar al vacío. De atreverte, arriesgarte, de mirar delante, no detrás, porque si te paras una décima de segundo a observar lo que dejas a tus espaldas, puede que el peso que “sujetas” sea tan firme y fuerte, que puedas llegar a pensar si tomar el paso, la decisión, de dar ese salto.

Saltar hacia lo que supone ese cosquilleo, hormigueo… EL CAMBIO.

Las personas tenemos la tendencia a buscar la seguridad, el confort, sin salir de nuestra zona porque claro, evidentemente, tomar la decisión de salir de lo seguro, supone un riesgo: dar paso a lo desconocido.

Te invito, a que pises firme y fuerte y, ante la sacudida vertiginosa, decidas desde lo que supone mejor para tu crecimiento, sin el mandato de lo “moralmente lícito”.

Porque si decimos que es lícito seguir en ese trabajo que ni te compensa, ni recompensa (personal ni económicamente), podríamos saltarnos la moral a ritmo de gimnasta de primera.

Porque si aseguramos que es lícito seguir con tu pareja, porque llevas toda la vida con él/ella, podríamos dar una voltereta de circense experimentado.

Porque sí, porque en estos casos anteriormente planteados, personalmente, yo, me salto lo moralmente adecuado haciendo un movimiento elíptico al mismo tiempo que resuelvo una ecuación de tercer grado.

Espero hayas vuelto a leer lo anterior entonando y entendiendo el sentir metafórico de lo que escribo.

Pero simple y llanamente, ante el vértigo del cambio que supone para ti salir de lo preestablecido, simplemente, y sabiendo que harás lo que querrás (o, mejor dicho, sentirás), yo simplemente vuelvo y digo.

SALTA

DEL

PUENTE

 

Por Raquel García Bayarri, psicóloga