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GLOBO: “Somos un globo lleno de emociones en un mundo lleno de alfileres” (psicología)

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GLOBO

“Somos un globo lleno de emociones en un mundo lleno de alfileres”

Esta frase podría definir lo que comúnmente denominaríamos como: somos seres emocionales y sensitivos rodeados de obstáculos y situaciones conflicto.

Evidenciamos la importancia de las emociones como parte primitiva de las personas: sentimos emociones, las expresamos o las reprimimos y de nuestra actuación se derivarán unas consecuencias u otras. Las consecuencias no son más que el fruto de nuestras acciones y, nuestras acciones o comportamientos son resultado de lo que hemos sentido.

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 ¿Qué sucede si expongo que dichas emociones se derivan de un pensamiento previo? Sí, somos seres emocionales, pero en gran medida, también racionales. Pensamos y en función del pensamiento que activemos, sentiremos una emoción u otra, actuando en consonancia o en discordancia. Veamos un ejemplo: si pienso que el mundo está lleno de oportunidades, sentiré plenitud y esta plenitud me llevará a actuar y a fijar un objetivo vital, llevando a cabo conductas que me permitan alcanzarlo; en cambio, si pienso que el mundo está lleno de problemas y desazones, sentiré desaliento, tristeza y posiblemente, apatía, lo cual me llevará a actuar de modo pasivo, sin tener un objetivo marcado y sin llevar a cabo pequeños pasitos que me acerquen a mi meta. Pues bien, haciendo un ejercicio de visualización, ese “globo” lleno de emociones, mencionado en la primera frase del texto, contendrá colores cálidos, o colores enérgicos si dichas emociones son positivas, o, por el contrario, contendrá colores oscuros o grises si las emociones y sensaciones son negativas.

Sigamos con la frase, el mundo está lleno de alfileres, estos “alfileres” pueden hacer referencia a obstáculos, conflictos, limitaciones, etc. Pero, ¿qué sucede si estas limitaciones u obstáculos, más que en el mundo, se concentran en nuestra mente? Es entonces cuando nos auto boicoteamos, es decir, en jerga común, “lanzamos piedras sobre nuestro propio tejado”. Por ello, resulta interesante poner el foco dentro de uno mismo, antes que situarlo fuera, ya que, el poder mental es ilimitado. Si nosotros mismos somos nuestros alfileres, ¿Qué podemos esperar de un mundo cambiante, incierto y en cierto modo, injusto?

María se despierta sobresaltada, su cuerpo no ha respondido al sonido estridente de la alarma. Chaparrón de negativismo desde primer minuto del recién estrenado día. Ducha rápida, café frío. Mañana desordenada. Atasco, ira, frenazos, acelerones… ¿para qué? Es sábado.

Su día ha arrancado sin apenas consciencia, ha activado el piloto automático, llevándola a actuar del mismo modo, día tras día. Puro mecanicismo. Sumergida en una espiral de pensamientos invasivos y acelerados, empieza la mañana con el pie izquierdo. Emociones negativas, pensamientos tóxicos que derivan en un sinfín de “pequeñeces” engrandecidas, haciendo que situaciones livianas sean interpretadas como grandes problemas.

María vive sumida en una vorágine de fatalismo y victimismo, en la que, la principal acusadora de cada situación vivida es ella misma.

Reflexión: enfoca tus emociones de modo que tus días sean menos oscuros, relativiza y tu carga emocional tóxica se verá disminuida.

No actúes como María.