Sin ser apenas consciente, tienes en tus manos el guion de la mejor historia jamás contada: tu vida. Tienes varias opciones ante estos folios “imaginarios” que dictan cómo pensar, sentir y actuar: por una parte, tienes la posibilidad de entregarlo a una tercera persona y que decida por ti, es decir, puedes convertirte en un actor pasivo, secundario, cuyas decisiones se mueven como lo hace una marioneta en manos de un titiritero, o, por otra parte, puedes tomar las riendas de tu vida, siendo el actor protagonista, el que mueve sus propios hilos y anda sus propias pisadas.
Seguramente, delegar la toma de decisiones en otro resulta más fácil porque la carga emocional y el posible “sentimiento de culpa” ante la elección equivocada no recaen en uno mismo, pero… ¿realmente te compensa vivir tu vida siendo actor secundario o, mejor dicho, un extra; tomando decisiones pasivas y viviendo una película que realmente consideras aburrida?
Recuerda: tu vida, tu película, tu guion.
Decisiones fallidas, lecciones aprendidas.
Escenarios incómodos, adaptación y supervivencia.
Personajes que no fluyen, cambio de actores.
En fin, haz de tu vida tu película favorita, en la que, habrá escenas más sosas, más incómodas, más extremas, más locas, pero, sobre todo, MÁS TUYAS.
Raquel García Bayarri, psicóloga
