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Marcos: Luna Nueva (psicología)

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Alejandra como Sol, Marcos como Luna…

Adiós Marcos”. Fue lo último que recuerda tumbado sobre la cama, rodeado de pensamientos que le avasallan como pinchazos en pleno despertar de resaca. Tiene resaca, es cierto, pero de sentimientos… es demasiado doloroso el tener que aceptar ciertas situaciones que se escapan de su control. El creyó hacerlo bien, porque su mundo es suyo, muy suyo y compartir sus emociones con alguien… mejor para las novelas románticas de finales felices con argumentos apoteósicos, dramáticos y pinceladas melancólicas. 

Luna nueva: Conocida como la primera media luna visible, primera fase lunar. Se ve brevemente cuando está bajo el horizonte occidental justo después de que el Sol se haya puesto.

Marcos como Luna, primera fase. Vuelta a empezar. El Sol se ha puesto. Alejandra ha cortado la fina línea que unía su vida a la de ella. Añoranza, nostalgia, vacío interno. Vuelta a empezar. Lazos emocionales hechos a partir de un nudo estrambótico. Qué difícil le resulta poder deshacerlo. Si bien para ella no fue tan fácil como pareció, fue sano y, sobre todo, fue deshecho de manera inteligente, sutil, suave, con delicadeza…

Marcos se levanta, se toma su café extra de azúcar, porque si bien recuerda a Alejandra como amante de los sabores naturales, él prefiere enmascarar “lo natural” por extra de añadido. No le gusta el café, le gusta el azúcar que le echa al mismo. Le gusta poder activarse de modo pasivo, a partir de una taza de pura cafeína. El deporte para cultivar sus músculos. Y vuelve a recordar… Cómo le gustaba a Alejandra cultivar su mente, porque para ella, la naturaleza, la playa, el mar eran sinónimo de cultivar tanto cuerpo (a nivel físico, haciendo el deporte que más le conectaba con lo natural), como mente (dejando fluir la oleada de pensamientos a ritmo de las resacas marinas). Qué curioso, de repente, se halla haciendo un discurso interno y refiriéndose a ella en pasado…

Empieza su día, arranca motores en el taller de coches de su tío. Puro hierro, metal, gasolina… puro mecanicismo. Si bien su trabajo le permite ciertos “caprichos”, debe decir que es bastante fastidioso tenerle que demostrar a su familia que es un hombre válido para la reparación de coches, motos y demás… Demostrar a los demás, pero… ¿cuánto se ha demostrado hasta el momento a sí mismo?; ¿realmente sabe demostrar a los demás?; ¿cuánto ha demostrado a Alejandra? Si bien Sol y Luna poseen el poder de la complementariedad, de la necesidad del uno para la existencia del otro…

No ha necesitado de Alejandra para seguir en su órbita: taller, motores y cables. Pero se ha olvidado de revisar el taller que reside en su cuerpo para comprobar si el motor de su corazón ha realizado la conexión adecuada con el cableado correspondiente con la persona correspondiente. No, no hablo de Alejandra, hablo de él mismo. El no saber mirar adentro ha hecho de Marcos una persona que poco puede ver fuera. Fundido en lo material, sin centrarse en lo esencial…

Raquel García Bayarri

Parte anterior:

(Autoayuda) Nuevos caminos, nuevos horizontes: primera pisada del comienzo del sendero